RELATO 1 parte

 

En las zonas boscosas de Europa vive un solitario
ave estival, que se caracteriza por dos cosas: una es su inconfundible canto,
que lo hace muy singular…”

 

         
“Rápido,
que lleven sangre a quirófano, preparados para transfusión”

         
“Lola,
Lola guapa, escúchame, abre los ojos”

         
“Cielo,
estoy contigo, todo saldrá bien, ya veras…”

         
“!
Que alguien aparte al marido!”

         
 “Lo siento, tendrá que esperar aquí, señor”

 

Lola no conseguía entender lo que
decían, tenia la sensación de tener los oídos llenos de agua y todos los
sonidos le llegaban con distorsión. Además… apenas podía pensar, con ese dolor
en los riñones… juraría que la estaban serrando por la mitad… si, eso era, la
estaban abriendo en canal…

 

         
“Venga,
listos para pasarla a la mesa, todos juntos a la de tres… una, dos… y ¡tres!”

 

“Pero ¿Qué hacen,” pensó, “ se han
vuelto locos? ¿Acaso no ven que estoy embarazada? Luís… Luís, donde estas… diles
que tengan  cuidado… diles… Luís…”

 

         

Parece que esta llamando a su marido”

         
“Lola,
guapa, mírame… respira hondo y cuenta conmigo… uno… dos… venga, Lola… tres…
cuatro…”

 

El tiempo se detuvo aquel día. Primero
para Luís, que no conseguía ninguna información de los médicos y enfermeras que
entraban y salían constantemente de forma apresurada del  quirófano… hasta que salio uno, que se
dirigió a el sin prisa ninguna, y con cara de estar repasando alguna lección
para un examen…

 

         
“Luís…
Luís, ¿estas aquí?”

         
“Hola,
cielo, claro que estoy aquí, siempre contigo… no intentes levantarte, tienes
que reponer fuerzas”

         
“Ufff,
no ya veo que no puedo levantarme… estoy 
como si me hubieran dado una paliza… ¿Qué ha pasado?”

         
“Pero…
¿no recuerdas nada, Lola?”

         
“No…
no mucho… lo ultimo que recuerdo es que me iba a tomar un café… y luego
vagamente el pasillo del hospital… los bebes… están bien, ¿verdad?”

         
“¿No
recuerdas haberte subido al banquito, quizás ir a coger algo del armario?”

         
“Nooo…
es decir… no creo, no recuerdo… sabes que hace semanas que no lo uso…”

         
“Veras,
Lola, cuando llegue a casa te encontré inconsciente en el suelo, en la cocina,
con el banquito tirado al lado”

         
“No…
no recuerdo… pero dime… mis bebes… ¿les ha pasado algo? Me estas asustando, no
me aprietes tanto la mano, y dime que mis bebes están bien… ¿Por qué no me
contestas?”

         
“Lola…
cariño… los médicos no han podido hacer nada… tuvieron que operarte de
urgencia… la caída… afecto a uno de los bebes… 
y te estaba matando, cielo… por suerte… el otro bebe apenas esta
afectado… y tu te pondrás bien también”

         
“No,
no puede ser… mi bebe no… MI BEBE NOOOOOOOOO”

         
“Lola,
trata de calmarte, cielo… tienes que ser fuerte… todavía tienes un hijo en el
vientre…”

         
“mi
bebe… mi pobre bebe… y el otro, no me mientas… ¿seguro que esta bien?”

         
“si,
Lola, de verdad… el medico me ha dicho que esta bastante mas desarrollado que
el otro, seguramente eso le ayudo… un poco magullado, claro, pero nada que no
se cure con unos días de reposo y unos mimitos…”

         
“Lo
siento, Luís… yo… el bebe… yo no se… yo…”

         
“No,
Lola… no ha sido culpa tuya, no lo pienses ni por un momento… doy gracias a
Dios por tenerte a mi lado, no sabría que hacer sin ti, mi amor…”

 

Tres semanas habían pasado desde
entonces. La recuperación de Lola sorprendió a todos, incluso a ella
misma.  Ella decía entre risas que su
bebe la ayudaba, y todos reían la broma, aunque a veces, le parecía sentir que
su bebe no nacido le acariciaba dentro de su tripa…

 

         
“Lola,
cielo, ¿estas lista?”

         
“Si,
Luís, ya voy”

 

Días atrás se había hecho una revisión,
con algunas pruebas extras, por controlarle que no surgieran secuelas del
accidente. Luís estaba un poco nervioso. Lola en cambio estaba radiante, casi
igual que el día que el medico le dijo que estaba embarazada, pero con unos
kilos mas…

 

         
“Buenos
días, Lola, ¿Qué tal te encuentras, todo 
bien?”

         
“Estoy
fenomenal, doctor, me encuentro muy bien… ¿pero que dicen las pruebas?”

         
“Oh,
si, las pruebas dan todo correcto, si… pero hay algo que… te quería comentar,
debe haber un error…”

         
“¿Un
error? Pero… que… quiero decir, hay algún problema con el bebe?”

         
“Oh,
no, no… pero… a ver, Lola, según tus cuentas, ¿de cuanto tiempo estas embarazada?”

         
“Pues…
de cuatro meses… diecisiete semanas el jueves, para ser exactos… ¿Por qué me
pregunta eso, doctor? Todo eso debe tenerlo apuntado…”

         
“Porque…
todas las pruebas indican que estas mas avanzada… y eso es lo extraño, debe
haber un error, pero… es tanta la diferencia…”

         
“¿Mucha
diferencia? Y, ¿de cuanto se supone que estoy embarazada?”

         
“De
casi siete meses… unas veintiseis semanas”

         
“jajajaja…
imposible, doctor… en algún día, alguna semana, me podría equivocar… pero eso
es demasiada equivocación, eso es imposible…”

         
“Bueno,
a veces un accidente puede causar ciertos cambios en el metabolismo, Lola,
puede pasar… aunque la verdad, es que nunca habíamos visto una diferencia tan
grande…”

         
“Que
no, doctor, le repito que eso es imposible… solo dígame si hay algún problema
con mi bebe o si todo esta bien con el”

         
“No,
Lola, no, tu bebe esta perfecto… solo que muy desarrollado”

         
“Si…
es un poco mas grande que… su hermano, que murió… pero si esta bien, es lo
único que importa”

         
“Claro,
Lola, el bebe esta bien… pero tenéis que estar prevenidos, eh… por ahora no hay
ningún problema, pero cabe la posibilidad de que surja algo… al menor síntoma
de malestar, quiero que vengas al hospital sin perder un momento… ¿entiendes,
Lola?’

         
“Pero…
pero si estoy  bien…”

         
“Cariño,
por favor… No se preocupe, doctor… yo la vigilare, y al mínimo estornudo la
traeré de las orejas…”

 

Regresaron a casa discutiendo… que si te
sientes bien de verdad… que si estoy fenomenal… que si te duele una uña me lo
digas… Lola había notado un poco raro a Luís desde el accidente, aunque siempre
lo achaco a que de alguna manera, la culpaba de lo que paso, aunque le dijo lo
contrario… La verdad es que Lola recupero fuerzas en unos días, y lo único que
se notaba, era que engordaba a mas velocidad de lo que ponían las indicaciones
medicas…

 

         
“Cariño…
Luís, cielo…”

         
“Hey…
¿que… que pasa, que hora es…?”

         
“Cielo,
despierta… no me siento muy bien….”

 

Antes de que se diera cuenta, Luís se había
puesto unos vaqueros y una camiseta que guardaba a mano, desde que el medico les
dijo que podían surgir problemas…

 

         
“¿Como
esta, doctor?”

         
“Bien,
Luís… bien… enseguida la trae la enfermera… necesitara cuidarse un poco… un
poco de dieta y reposo… de todas formas, Luís, ¿recuerdas lo que comentamos la
ultima visita?”

         
“Claro,
doctor, al menor malestar la he traído”

         
“Ya,
si, bueno, me refería al desarrollo del feto… a la diferencia de semanas…”

         
“si,
doctor… ¿ocurre algo con eso?”

         
“Pues…
parece que el bebe sigue teniendo prisa en desarrollarse, Luís… es como si Lola
estuviera de unas treinta y una semanas…”

         
“Pero
doctor, eso es imposible… hace poco mas de una semana le dijo que estaba como
de veintiséis, cuando en realidad esta de diecisiete… vamos, que como mucho
puede estar de diecinueve, tal vez veinte, pero no de treinta y una”

         
“Lo
se, Luís, lo se… pero… “

         
“No,
doctor, no lo sabe… esto es de locos… estaré pendiente, y si se pone mala, la
traeré … pero no quiero volver a oír que esta mas avanzada de lo que esta”

 

El camino de vuelta lo hicieron casi en
silencio. Lola se veía cansada y Luís estaba demasiado concentrado en la
carretera.  Contesto con evasivas cuando
Lola le pregunto por su conversación con el medico,  así que no quiso volver a preguntarle esa
noche. Tampoco le extraño que antes de irse a trabajar, le diera un largo
abrazo, que parecía no querer despegarse de ella, y le recalcara cien veces que
al menor mareo, le llamara…

 

En cuanto le sintió cerrar la puerta, se
dirigió al ordenador y comenzó a navegar por Internet. No estaba segura, pero
algo no estaba bien del todo. Llevo su agenda, su diario, la carpeta con los
seguimientos médicos…los tres primeros meses habían transcurrido con total
normalidad, hasta unos días antes del… accidente… les había pasado
desapercibido, pero mirando sus notas, vio que esos días había ganado mas peso
del recomendado. Fue anotando pesos y semanas, y se dio cuenta de que la
diferencia iba aumentando en progresión geométrica. Se quedo pensativa, mirando
su tripa, y por un momento le pareció que aumentaba un poco mas de Tamaño,
¡delante de sus propias narices! Un escalofrío le recorrió la espalda, y
separando las manos de su tripa, exclamo despacio… “¿quien… coño…. eres… tu…?”

 

De pronto sintió un fuerte golpe cerca
del ombligo, que le hizo encogerse y llevarse las manos a su tripa de nuevo…

 

         
“Perdóname,
hijo… perdóname…  no se ni lo que digo…
todo esta bien, hijo, todo esta bien…”

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